26 | marzo | 2025

Diferencia entre exactitud y precisión en un equipo de medida

Precisión y exactitud son dos palabras que, en el lenguaje de calle, usamos indistintamente en muchas ocasiones. ¿Pero qué ocurre si hacemos referencia a estos dos conceptos dentro de un laboratorio, por ejemplo? En ese caso, ¿hay alguna diferencia entre los términos exactitud y precisión?

Según el Centro Español de Metrología, sí, la hay, y es una gran diferencia. Por eso, aunque relacionados, estos vocablos no deben intercambiarse así como así, al menos si estamos hablando de mediciones.

En este artículo te explicamos en detalle qué significa cada uno y cuáles son sus principales diferencias.

¿Qué es exactitud?

En primer lugar, vamos a hablar del significado de exactitud.

La exactitud es la capacidad de una medición para acercarse al valor verdadero de la magnitud que se está midiendo. En otras palabras, un sistema de medición es exacto si sus valores son muy próximos al valor real, aunque no sean completamente consistentes entre sí.

Por ejemplo, si estamos pesando un objeto que realmente tiene una masa de 100 gramos, un instrumento exacto arrojaría valores cercanos a 99,8 g, 100,1 g o 100,2 g, incluso si hay ligeras variaciones entre mediciones.

En el ámbito de la metrología, la exactitud está determinada por la combinación de dos factores:

  • Error sistemático bajo. Las mediciones no presentan un sesgo constante que las aleje del valor verdadero.
  • Error aleatorio controlado. Aunque haya variabilidad en las mediciones, esta no es excesiva.

¿Qué es precisión?

Entonces, ¿qué es la precisión en un instrumento de medición?

La precisión no mide cómo de cerca está el valor obtenido del real, sino qué similitud existe entre varias mediciones cuando se repite el mismo procedimiento bajo las mismas condiciones.

Así, un sistema de medición es preciso cuando los resultados obtenidos presentan poca variabilidad y son similares entre sí, aunque no tienen por qué ser exactos.

Si tomamos el mismo ejemplo del objeto de 100 gramos, un instrumento preciso podría arrojar valores de 102,3 g, 102,4 g y 102,2 g. Todos los resultados son muy parecidos entre sí, pero están lejos del valor real. Esto indica que hay un error sistemático, por lo que el resultado es preciso, pero no exacto.

Ejemplos de exactitud y precisión

Un buen ejemplo que podemos ponerte para que entiendas mejor la diferencia entre exactitud y precisión es el de una diana. Los resultados cuando tiramos al blanco pueden presentar:

  1. Alta exactitud y alta precisión. Cuando los disparos caen agrupados cerca del centro del blanco.
  2. Alta precisión pero baja exactitud. Si los tiros están muy juntos, pero lejos del centro de la diana.
  3. Alta exactitud pero baja precisión. Los disparos están dispersos, pero su promedio se acerca al centro.
  4. Baja exactitud y baja precisión. Los tiros están dispersos y, además, lejos del centro.

Esto se aplica también en mediciones industriales y de laboratorio, porque por ejemplo un analista de calidad necesita asegurarse de que su equipo de medición sea preciso (es decir, de que arroja resultados consistentes), y a la vez exacto (para que esos resultados sean cercanos al valor verdadero).

¿Cuál es más importante en un laboratorio?

La mayor importancia de una u otra depende siempre del objetivo de la medición:

  • En análisis químicos, la exactitud es clave, porque se necesita conocer el valor real con la menor desviación posible.
  • En cambio, en procesos de control de calidad, la precisión suele ser más importante, ya que la consistencia en los resultados es fundamental para evitar variaciones en la producción.

En cualquier caso, lo ideal es conseguir un equilibrio entre exactitud y precisión.

¿Cómo medir exactitud y precisión?

Para evaluar estos parámetros en un equipo de medida, se usan diferentes herramientas y metodologías, por ejemplo:

  • Calibración. Consiste en comparar las mediciones de un instrumento con patrones de referencia trazables a estándares internacionales. Así se pueden detectar errores sistemáticos y corregirlos para mejorar la exactitud.
  • Estudios de repetibilidad y reproductividad. Estos estudios analizan la variabilidad de las mediciones cuando se realizan en diferentes condiciones. De esta forma, evalúan la precisión de los equipos y garantizan que las mediciones sean fiables y consistentes.

 

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