Todos los veranos aparecen en los medios de comunicación casos de brotes de salmonelosis de mayor o menor importancia. Por este motivo en esta entrada queremos dar respuesta a las preguntas más frecuentes que nos podemos plantear en relación a esas infecciones. Conocer qué es, cómo se trasmite, qué síntomas produce y sobre todo cómo evitarla es fundamental para disfrutar estas fechas sin contratiempos.
La salmonella es una bacteria que puede colonizar a casi todos los animales, y su incidencia en aves de corral, animales domésticos y ganado es muy elevada. La mayoría de infecciones en humanos son debidas a la ingestión de productos alimentarios contaminados. Pero no se debe olvidar que la trasmisión de la bacteria es vía fecal-oral, por lo que es primordial extremar las medidas de higiene para evitar contagios, especialmente en el caso de los niños.
Fuentes de infección
En la gran mayoría de los casos la salmonelosis se adquiere por el consumo de alimentos contaminados, princiapalmente:
- Aves de corral;
- Huevos;
- Productos lácteos;
- Productos preparados sobre superficies contaminadas (por ejemplo tablas de madera en las que se ha procesado carnes contaminadas).
Como se comentó anteriormente, la mayoría de casos ocurren en la época estival y los brotes suelen estar relacionados con la ingesta de alimentos que contienen huevo crudo como son mayonesas, helados, cremas, etc. Por este motivo es esencial extremar las precauciones en la preparación de estos productos.
En algunos casos la bacteria puede quedar en el cuerpo del paciente incluso tras su completa recuperación, por lo que estas personas pasarían a ser una fuente potencia de contagio.
Síntomas
Los síntomas más frecuentes son náuseas, vómitos, diarrea, fiebre, espasmos abdominales y dolor de cabeza. Suelen aparecer entre 6 y 48 horas después de la ingestión del alimento contaminado. Normalmente, si no surgen complicacione,s la enfermedad es autolimitada, es decir, el paciente se repone sin necesidad de tratamiento específico entre 48 horas y una semana tras la aparición de los síntomas.
De todas formas no hay que perder de vista la gravedad que puede suponer esta enfermedad en poblaciones de riesgo como niños, ancianos y personas aquejadas por otras enfermedades. La diarrea y vómitos persistentes pueden provocar una deshidratación severa que puede incluso poner en riesgo la vida de los pacientes.
Además, todas las especies de Salmonella puede producir septicemia. Esto ocurre cuando la bacteria pasa del intestino a la corriente sanguínea pudiendo llegar a cualquier órgano. Estos casos son de extrema gravedad y deben ser tratados de forma inmediata con antibióticos.
Salmonella typhi es una especie particularmente problemática ya que provoca la fiebre tifoidea. Tiene la capacidad de pasar del intestino al hígado, bazo y médula ósea, provocando en los pacientes una fiebre que va aumentando progresivamente acompañada de dolor de cabeza, malestar general, pérdida de apetito y diarreas puntuales. También en estos casos el paciente debe ser tratado con antibióticos.
Prevención
La mayoría de brotes de salmonella son producidos por la ingesta de alimentos contaminados, especialmente aquellos que contienen huevos crudos. El hábitat de esta bacteria es el intestino de los animales, así que los huevos son contaminados con salmonella en el momento de la puesta. La bacteria por lo tanto se encuentra en la cáscara del huevo. Por este motivo se debe minimizar el contacto de la clara y la yema con la cáscara en el momento de su utilización. También es aconsejable previamente a su uso lavar la cáscara con agua y detergente y posteriormente secarlo bien.
En todos los casos se deben cocinar bien los alimentos (especialmente los huevos, la carne picada y las aves), para de esta forma matar la bacteria. También hay que ser cuidadosos con las verduras y lavarlas bien previamente a su consumo.
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