GMP y validación de la limpieza
Según las GMPs, todas las etapas de fabricación de los medicamentos deben ser validadas y controladas para asegurar que el producto acabado cumple con las especificaciones predeterminadas y la legislación aplicable, como no podría ser de otro modo, también en la Validación de la Limpieza.
La validación es una evidencia de que algo hace lo que debe o lo que estaba previsto.
Carlberg, 1995, la define como: "la documentación completa que detalla que todos los procesos y procedimientos están funcionando como se ha diseñado". La FDA (Food and Drug Administration) (FDA, 1993) declaró que el objetivo de cualquier proceso de validación es demostrar con datos científicos que el sistema siempre trabaja como se esperaba y que en condiciones normales produce un resultado que siempre cumple con las especificaciones predeterminadas. Todos estos requisitos también aparecen en las NCF de la UE (NCF, 2014).
La validación requiere la comprobación de materiales y equipos, así como de los procedimientos que constituyen el proceso. Por otro lado, en los procesos de validación, las pruebas que demuestran que un proceso hace lo que pretende hacer deben estar documentadas. En este sentido, los expertos de la FDA aconsejan la redacción de protocolos sobre los procesos de validación. Estos protocolos deben ser redactados y verificados, es decir, deben ser probados y deben establecer los criterios de aceptación y también los periodos de revalidación (Calberg, 1995).
Protocolo de validación
Desde la publicación de la "Guía para la inspección de Validación del Proceso de Limpieza" (FDA, 1993), la validación de la limpieza ha recibido una atención creciente por parte de la industria farmacéutica y de las autoridades sanitarias, no quedando circunscrita sólo a la empresa farmacéutica, sino que también se requiere para la industria biosanitaria y alimentaria (Rathore, 2007).
La limpieza es un paso fundamental y obligatorio de cualquier proceso farmacéutico que garantiza la calidad de los productos fabricados. Cada empresa debe optimizar sus procesos de limpieza a nivel de concepción y de aplicación, teniendo en cuenta que todo proceso de limpieza no controlado aumenta el precio de fabricación y disminuye su calidad y seguridad.
El proceso de limpieza reduce los residuos, lo cual no significa que los elimine totalmente. Así pues, lo que se busca es disminuir el contenido de residuos hasta un límite preestablecido y aceptable. Una parte fundamental del proceso de limpieza es definir cuál es este nivel mínimo aceptable que no supone ningún riesgo para el consumidor final. La limpieza busca la reducción del contenido de residuos de la superficie de los equipos, de las zonas en exposición y comunes entre los diferentes productos y que son, por tanto, potenciales vectores de transmisión de los residuos de un producto a otro. Esta reducción de residuos debe caracterizarse por ser constante, no aleatoria, y debe darse de una forma repetitiva y reproducible.
El diseño de un proceso de validación implica evaluar un determinado proceso de limpieza, de manera que este queda absolutamente definido en cuanto a los parámetros críticos del mismo, tales como: tiempo, temperatura, tipo de ciclos, números de ciclos, detergentes, etc. A causa de los estudios que implica, la validación de la limpieza lleva a una mejor comprensión del proceso, que a su vez permite un mejor control y, como consecuencia, mayor reproducibilidad y eficiencia.
La validación de la limpieza se requiere en el campo farmacéutico para evitar posibles interacciones sinérgicas clínicamente significativas entre productos químicos farmacológicamente activos. (Berry y Nash, 2003)
Entre las causas que han llevado a un mayor control de la contaminación cruzada podemos mencionar la existencia de una nueva generación de productos muy potentes (Hall, 2003), las trágicas consecuencias de las contaminaciones ocurridas repetidamente como por ejemplo con sulfanilamida en más de 100 personas (Frederic, 2013) y el hecho de tener en cuenta que existen individuos alérgicos a determinadas sustancias, como es el caso de la penicilina y las cefalosporinas.
En la validación de la limpieza se trata de conseguir pruebas documentadas con un alto grado de garantía de que se ha limpiado un sistema o una pieza de un equipo hasta unos límites aceptables y predeterminados. Todo esto se realiza para verificar la eficacia de los procedimientos de limpieza y para asegurar que no existen riesgos asociados con la contaminación cruzada de los ingredientes activos, detergentes o desinfectantes cuando se elaboran en un mismo equipo.
El programa de validación de la limpieza implica identificar los residuos, seleccionar el método (o métodos) para su identificación, elegir el método de muestreo, determinar el límite de aceptación de residuos en las superficies de los equipos, calcular el factor de recuperación, escribir el procedimiento y formar al personal implicado. El procedimiento de limpieza se debe repetir al menos tres veces para demostrar su eficacia antes de utilizarlo en rutina en el proceso de fabricación, así se puede garantizar la validez del estado de "limpio" de los equipos de fabricación durante un periodo de tiempo estudiado.
A causa de la variedad de los principios activos que podrán entrar en contacto con los equipos, se pretende que cada vez que se utilice un principio activo por primera vez, se introduzca en la matriz de riesgo. Si el riesgo calculado resultante es mayor que el peor caso validado, habrá que volver a validar el proceso de limpieza, mientras que si es igual o menor, el principio activo queda incluido dentro del plan de validación establecido previamente y por lo tanto,no se requiere su re-validación.
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